Onírica

Una habitación rectangular de paredes blancas como en el Cielo. En el centro, una mesa larga con una banca en cada lado. Había también en un extremo de la habitación un amplio ventanal por donde nos inundábamos de luz.
Yo me encontraba sentado en una banca, meditabundo, pensando en no recuerdo qué, con los codos sobre la mesa, con las manos entrelazadas; quizá estaba rezando.
Frente al ventanal, sentada en una silla y mirando hacia la nada, una mujer.
Los sueños son holísticos y evanescentes: estás en un lugar y luego en otro, sin saber cómo; conversas con tu amigo que se transfigura en tu padre sobre quien emerge tu amante y sigues en la misma conversación. De repente me hallé a un lado de la mujer.
Encontrábase desnuda con el pecho apacible como el mar apacible.
¿Piensas mucho en el tiempo? —preguntóme de pronto, sin mirarme.
Pienso mucho en ti —respondí.
De cuclillas me puse frente a ella. Tomé sus manos sobre el regazo de sus suaves y blancos muslos. Me miró con sus ojos castaños, castaños como sus cabellos. Vi su boca entreabierta, la textura de sus labios esperándome abatidos de deseo. Entonces engendré jardines, palabras rojas, amarillas y violetas que atravesaron su piel. Se estremeció, estiró el cuello, cerró los ojos para perderse, apretó los labios, gimió, se arraigó a mis manos…
Esa mujer tenía tu nombre; esa mujer eras tú.

César Antonio

Comentarios

VeroniKa ha dicho que…
anoche soñé con bibliotecas y alguien que me deseaba...

sueños.

no habia nada mas que libros y mucho silencio.

besos
MoiZés AZÄÑA ha dicho que…
Onírica, sí, onírica.

AZAÑA ORTEGA

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