Alejandra Storni
La biblioteca azul ya no sería el palacio de las enésimas alas escritas, sino un cementerio de libros mudos si Alejandra no vuelve. El idiota tiene mi nombre. El idiota aprende mucho de la vida, porque para aprender necesita perder los regalos más valiosos que por gracia ha recibido. “Nadie puede reemplazar nunca a nadie. Cada persona ocupa espacios diferentes”, me dijo una vez una sabia ermitaña siglos antes de su peregrinación. Si Alejandra no vuelve no habrá otra Alejandra. Entonces vendrá otra vez el terror de despertarse y poner los pies sobre el vacío. César Antonio