Tiempo esquivo

         
        Estas últimas semanas soy mendigo del tiempo. Corro bajo una lluvia de quehaceres, responsabilidades y citas, y no vales respirar, no vale detenerse un momento para distraerse en juegos infantiles: se es ya un hombre. Felizmente ya comenzó el invierno para enfriar las carreras, ya que el sol extenúa inmisericorde a nuestras almas sudorosas. Ahora, mientras redacto esta banal reflexión, el gallo todavía canta, y a lo lejos los transportes arrancan ruidosamente sus motores llenos de flema mecánica y hacen sonar las bocinas desesperantes.

          Tengo que vestirme —eso debería estar haciendo—, desayunar un bizcocho con cualquier bebida caliente —tibia en realidad, por el apuro— e ir a enfrentarme con la ciudad y su congestión, pasármela todo el día en la calle: en la universidad, en el trabajo, en el transporte público, en el restaurant, en el inodoro, en los paraderos… Apurado, pensando, no sobre qué hay que hacer, sino sobre qué hacer entre tantas cosas que hacer.

          Acabo de consumir quince valiosos minutos; no voy a poder planchar mi camisa.


César Antonio

Comentarios

Veronika ha dicho que…
Siempre hay algo mas interesante qué hacer que planchar una camisa, por ejemplo, que me cuentes qué es lo que ves en esas calles y cómo son tus horas bajo un cielo gris.

besos
MoiZés AZÄÑA ha dicho que…
No eres el único que ha estado con el tiempo al filo. Yo menos mal que no plancho nada, ni siquiera mis días.

AZAÑA ORTEGA
Anónimo ha dicho que…
"ser mendigo del tiempo", esto siempre ocurre, aunque no nos damos cuenta solo hasta que se llegan los días de los exámenes, en donde tenemos que leer todo lo que no hemos leído en el transcurso del ciclo, caminar con prisa a veces sin percatarnos de la gente q camina a nuestro costado. aunque esto último siempre me ocurre a pesar de no estar apurada.

Pero a pesar de lo difíciles que pueden resultar estos momentos, son, a mi parecer, los que nos hacen indudablemente humanos.
H.S.R ha dicho que…
A nadie le gusta ser controlado por un insignificante aparato llamado reloj, pero es un mal necesario.

El ajetreo no te deja ni espacio ni para respirar.
Saludos.
Veyri ha dicho que…
¿?


...<> a mi parecer es lo más real de tu escrito. No debería verse así, pero al final resulta siendo un enfrentamiento, un agotador enfrentamiento, que cuando está apunto de acabar no hace más que recordarte que al día siguiente continuará.

El comentario de Anómino me trajo a la mente un pasaje del libro <> en el cual Alberto hace esperar largo rato, para hablar del Existencialismo, en un café a Sofía bajo el pretexto de "un margen de cortesía" (lo que comúnmente hago) y antes de llegar Alberto, ella no hace más que <> de su búsqueda a los presentes, centrarse en él y ver que no estaba (paradojicamente lo 1ro que vio en el Café fue algo que no estaba allí). Lo anterior y en comparación con el hecho de caminar de prisa sin fijarnos en la gente de nuestro costado, sólo para mostrar que nuestra existencia contribuye a decidir cómo percibimos las cosas en el espacio, si algo es inesencial
para nosotros, simplemente no lo vemos, lo LIQUIDAMOS o lo consideramos un estorbo. Nuestra conciencia siempre es
conciencia de algo, y ese <> es nuestra propia y la del entorno. También nosotros participamos en decidir lo que percibimos; ya que, seleccionamos lo que tiene importancia para nosotros... En fin! Sé que me entiendes, bye

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