Ardor

        Hay más niños detrás de esos cerros sucios invadidos por casas que forman desordenadas callejuelas, niños que juegan con tierra, que compiten lanzando piedras, que me miran y se burlan de mis lentes y me dicen cuatro ojos, negro mama, como si ellos fueran gringuitos, mocosos del demonio. Me siento a descansar a mitad de las escaleras, un poco más arriba de un pequeño jardín de donde revolotean flores con alitas blancas que se apiadan de mí. El cielo… Dios no vive en el cielo, Dios no es cochino ni pobre para que viva en esa mugre. Estoy tan cansado, no quiero subir más, quiero morirme aquí, en medio del camino, en medio de todo, y ser tragado por esas rocas que amenazan con aplastarme si me atrevo a gritar para romper en cólera. Daría todo lo que tengo por un panorama bello y celeste; en cambio, veo un hombre que mea insultando el horizonte.

César Antonio

Comentarios

MoiZés AZÄÑA ha dicho que…
Yo también hoy me sentía morir y ya no quería avanzar más, pero no había nadie adelante ni atrás meando, tampoco Dios en el cielo, ni mierda en la calle, y el lugar era plano y sin Sol. El problema era yo, mi rodilla, mi problema.

AZAÑA ORTEGA
Cesar Antonio Chumbiauca ha dicho que…
Moisés
Así es. Y la solución está dentro de nosotros mismos.

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