El ingreso

Había hecho 1450 puntos, había alcanzado vacante, había ingresado en San Marcos. Quise sentirme feliz por ella, lo deseé con todas mis fuerzas… Ella era más que yo. Con ese aborrecedor sentimiento pagué al tío de la cabina de Internet y volví al cerro. Sentado sobre una piedra encontré a Julio preocupado. En una semana lo iban a operar y estaba asustado. Por distraerlo le dije que tenía una gran noticia y lo intrigué un buen rato. Finalmente le dije que Cielo había ingresado en quinto puesto a la carrera de Matemática. Se sorprendió un instante y luego, con gesto sereno, me preguntó:

— ¿Y cómo te sientes?

— ¡Contento pues, idiota! ¿cómo quieres que me sienta? ¡Fue mi enamorada!

Julio asintió con bastante incredulidad. Me compartió un espacio en su piedra y miramos en los barrios de abajo nuestra pobreza de polvo y calor. En ese momento vi subir a Cielo. Al verme corrió para saludarme, como siempre, aunque ya no nos queríamos... Cuando ella estuvo frente a mí me puse de pie, tomé una expresión diplomática y le dije:

— Felicitaciones por los 1450 puntos y por el quinto puesto.

— ¿Qué? —dijo, y no parecía estar haciéndose la tonta.

— Dije que felicitaciones por los 1450 puntos y por…

— ¡Ya vengo!

Y salió disparada otra vez escaleras abajo, la divisé hasta que se metió en un establecimiento de cabinas de internet. Qué huevón, fui el primero en darle la notica. O sea que yo había estado más preocupado por su ingreso que ella misma. Minutos después salió del Internet y volvió a correr hacia nosotros. Casi podía escalarse todo el cerro de un salto. Otra vez frente a mí, entre jadeos, comenzó a nacerle una sonrisa que terminó en risa, en brincos, en exclamaciones: “¡Ingresé! ¡Ingresé! ¡Ingresé!”. Y me hundió en un abrazo espontáneo y alegre.

— Ya oe, no seas escandalosa, tu viejo va a salir a pegarme. Pareces una loca —le dije.

— ¡No me importa!

Qué bien por ella, siempre fue una chancona, cuando dictaba clases particulares de matemática a chiquillos y se iba a Monterrico y yo la acompañaba, la veía con un buen futuro. Su viejo estará happy, su hijita conocerá amistades que valgan la pena en la universidad, se olvidará de los vagos como Julio y como yo, sobretodo como yo, que ni siquiera acabé el colegio.
César Antonio

Comentarios

Javier Muñiz ha dicho que…
Hola César, regreo ligero de equipaje atu hermosa casa, aquí me quedo, muy agardecido, pasa buen día, besos de agua..

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